sábado, 24 de octubre de 2009

Los afrocolombianos en los escritos científicos del siglo XIX

Los afrocolombianos en los escritos científicos del siglo XIX
A principios del siglo XIX tuvo lugar uno de los mayores acontecimientos científicos del país: la Expedición Botánica. Francisco José de Caldas, considerado el primer científico nacional, fue la figura más destacada de este suceso. Como muchos otros de sus colegas, estaba convencido del determinismo del clima en el comportamiento de los seres humanos. Para ellos, el clima frío era ideal para el desarrollo de la civilización y el clima cálido era percibido como el origen de comportamientos contra la moral, lo cual convertía a los pueblos que los habitaban en un obstáculo para el desarrollo de las naciones. Caldas propagó estas ideas en los escritos que publicó en 1808 bajo el título de El influjo del clima en los seres organizados.

Desafortunadamente, esta óptica no hizo más que fortalecer una imagen de amoralidad de los descendientes de los africanos durante el periodo de la Independencia. Estos eran algunos de los interrogantes que se planteaba el famoso sabio: ¿Por qué el africano del Ecuador es perezoso y el hombre del norte infatigable en la carrera y la caza? ¿Por qué éste fecundó sin ser ardiente, no conoce los celos, cuando aquél, voluptuoso, lascivo, apenas queda saciado con la sangre de su rival? […] Qué diferentes son los moradores de las selvas del Orinoco y del Chocó, comparados con los que habitan las faldas y las cimas de la cordillera occidental.

El determinismo de las zonas climáticas, propio del pensamiento científico de principios del siglo XIX, contribuyó a consolidar imágenes negativas acerca de los descendientes de los africanos en Colombia. Clichés como los anteriores han contribuido a fortalecer argumentos de discriminación hacia estos pueblos.

En la segunda mitad del siglo XIX se desarrolló la Comisión Corográfica, otro evento importante para la ciencia en el país. Santiago Pérez, uno de los miembros de la Comisión, realizó un viaje por las regiones del Chocó, Buenaventura, Túquerres y Pasto. En sus Apuntes de viaje, publicados en 1853 en el Neogranadino y El Tiempo de Bogotá, el autor describió la situación de pobreza y falta de acceso a la educación de la población afrocolombiana de las zonas visitadas. Para este autor las causas de los efectos que se atribuían a la gente afrocolombiana no estaban relacionadas con el clima, sino que más bien eran unas condiciones innatas de estas poblaciones. Así lo anotó Santiago Pérez:

No es la falta de sociedad, no es la escasez de recursos de toda clase, no es lo riguroso e ingrato del clima […] ni aquella atmósfera pesada, cálida, recargada de miasmas y de insectos; nada de eso es lo que más y principalmente acongoja el ánimo del que llega al Chocó, no en busca de oro, sino a estudiar, además de la naturaleza allí tan espléndida y tan rica, el estado del hombre en aquellas tierras. Lo que más contrista desde que se ve al primer habitante, es la salvaje estupidez de la raza negra, su insolencia bozal, su espantosa desidia, su escandaloso cinismo.

Según De Friedemann, estas imágenes, más pasionales que racionales y menos científicas que reales, fueron las que persistieron a lo largo del todo el siglo XIX, cuando se consolidaba la República y se discutían las diferentes ideas de nación. Los relatos llamados científicos propendían por el fortalecimiento de un "americanismo", del cual estaban excluidos los descendientes de los africanos. Según esta misma autora, se trataba de utilizar la invisibilidad y la estereotipia como estrategias de dominación, del mismo modo que durante la Colonia la Iglesia los había demonizado, tratándolos de brujos y hechiceros. La invisibilidad se apoya en la negación y ocultamiento de su pasado africano y del reconocimiento de sus aportes a la vida de la naciente república. La estereotipia ha pretendido degradarlos e inferiorizar sus culturas. En el siglo XX muchos movimientos literarios liderados por la gente afrocolombiana han cuestionado esos planteamientos y han subrayado la grandeza de sus culturas y de sus aportes a la colombianidad.

REFLEXIONEMOS: ¿Porque cuando alguien esta trabajando mucho se dice que esta trabajando como negro?

FIESTAS AFROCOLOMBIANAS

Queremos resaltar la importancia de las fiestas afrocolombianas, ya que es la tradición más importante que dejaron los antiguos negros africanos a sus descendientes; ya que con estos ritos o fiestas que realizaban en los días libres que les daban sus amos. Estos hacían representaciones de burlas de sus amos o de personajes de la vida publica del tiempo de la colonia, ya pasando el tiempo fueron cambiando dichos ritos por fiestas, que incluían eventos cristianos , santos, ya que la mayoria de desendientes se convirtieron al cristianismo por la imposiciones de los amos

Las fiestas son rituales que comunican sentimientos colectivos bien sean de alegría, exaltación, inconformismo o duelo. En primer lugar están las que evocan creencias religiosas. En ellas los pueblos agradecen y piden a sus dioses el favor en las cosechas, en el amor, en la salud y en la prosperidad. Luego están las fiestas llamadas profanas. En ellas se festeja la vida. En estos jolgorios, el cuerpo humano se permite el desenfreno y el goce se convierte en el centro de la celebración. Esta clasificación de las fiestas no debe hacernos perder de vista que la fiesta siempre transita entre lo sagrado y lo profano. Así por ejemplo, el Carnaval de Barranquilla termina el Miércoles de Ceniza. Después de saciar los apetitos del cuerpo, Joselito Carnaval muere y así comienza el periodo de la cuaresma, que invita a la austeridad y al ayuno.

Las fiestas afrocolombianas también pueden ser estudiadas mediante la observación de sus manifestaciones simbólicas e históricas. Los disfraces y las máscaras contienen numerosos símbolos que narran las relaciones sociales, los sueños y los miedos de sus portadores. Así, por ejemplo, la pelea entre cucambas y diablitos, comparsas de los carnavales en el río Magdalena, expresa la lucha entre el bien y el mal. También se han interpretado como representaciones de las rivalidades que tenían lugar entre las diferentes naciones africanas durante la Colonia.

Así las rememoraciones sobre sus orígenes africanos se hacen presentes en la fiesta y en las celebraciones religiosas. En la población de Coteje, sobre el río Timbiquí, se lleva a cabo la celebración de la Semana Santa. Las calles del pueblo sirven de escenario para la puesta en escena de los episodios que rodearon la muerte de Jesucristo. Entre los más importantes está su apresamiento. En Coteje esta escena es de gran importancia y en ella aparecen como protagonistas unos personajes llamados Pilatos.

Ellos van vestidos con faldas de palma, exhiben un hacha en su mano, una pipa que lanza fuego y llevan todo su cuerpo pintado. Juguetean por todo el poblado pellizcando o asustando a los niños. Si bien esta celebración se enmarca dentro de una fiesta religiosa católica es evidente que sus disfraces y las acciones que realizan los personajes guardan huellas ancestrales que nos remiten a las herencias africanas que aún perviven entre estos pueblos. Las faldas de palma presentan grandes semejanzas con las faldas de rafia utilizadas en las ceremonias africanas. Este traje se luce en múltiples festividades y es un atributo especial que representa a los espíritus de los ancestros. Así el análisis histórico de las celebraciones afrocolombianas y de su parafernalia permite discernir memorias de largo alcance condensadas en un solo evento.

Las fiestas afrocolombianas mas importantes son:

El carnaval de Barranquilla.
la fiesta siempre transita entre lo sagrado y lo profano. Termina el Miércoles de Ceniza. Después de saciar los apetitos del cuerpo, Joselito Carnaval muere y así comienza el periodo de la cuaresma, que invita a la austeridad y al ayuno.
Carnavales en el río Magdalena.
la pelea entre cucambas y diablitos, expresa la lucha entre el bien y el mal. También se han interpretado como representaciones de las rivalidades que tenían lugar entre las diferentes naciones africanas durante la Colonia.


Fiesta de reyes: carnaval andino de blancos y negros.
Antes conocida como la Fiesta de Blanquitos y Negritos tiene sus raíces en los autos sacramentales que se realizaban en el mundo cristiano como recordatorio de la Epifanía y la visita de los Reyes Magos a Jesús recién nacido.

Fiestas de SanPacho en Quibdó.
LA PRIMERA FIESTA FRANCISCANA La organizó FRAY MATIAS ABAD, franciscano limosnero del convento de Cartagena, el 4 cuatro de Octubre de 1648. Quién con ceremonia religiosa, inauguración del templo consagrado a San Francisco de Asís, realizo procesión por el rió Atrato con 15 canoas y a esta población levantada a la margen derecha, del majestuoso río, la denomino SAN FRANCISCO, desde este 4 de Octubre de 1648 se ha celebrado en esta población la fiesta al seráfico de Asís. La dinámica como se organiza hoy, data de 1926 diseñada por el padre NICOLAS MEDRANO, cuando el Santo de Asís cumplía 100 años de muerto.

Fiesta de Corpus Christi
Su origen en los autos sacramentales, que eran representaciones teatralizadas del evangelio y de ciertos pasajes del Antiguo Testamento. Esta práctica fue muy corriente durante la Colonia. Con ella se pretendía evangelizar a las personas que no sabían leer. En Santo Tomás (Atlántico).


Las fiestas del diablo.
La figura del diablo ha sido fundamental en la historia de las culturas afroamericanas. La demonización, estigma que les cerró las posibilidades de ascenso social, educación o trabajo fue utilizada de manera estratégica por los esclavizados para preservar diferentes aspectos de sus culturas ancestrales.La fiesta más legendaria en honor al demonio es el Carnaval del Diablo en Rio sucio (Calda)

Semana Santa en Coteje.
En la población de Coteje, sobre el río Timbiquí, se lleva a cabo la celebración de la Semana Santa. Las calles del pueblo sirven de escenario para la puesta en escena de los episodios que rodearon la muerte de Jesucristo.


Balseadas de Santos en el Pacífico
Las poblaciones ribereñas de la costa Pacífica homenajean a los santos patronos de sus poblados por medio de fiestas que se conocen como balseadas. Las balseadas son procesiones en canoas. Éstas son construidas en troncos ahuecados que, al son del tambor, conducen imágenes católicas a lo largo del río hasta el poblado.


Fiestas patronales de San Roque en Talaigua
En el municipio de Talaigua (Bolívar), san Roque es homenajeado durante varios días en un proceso festivo de carácter sagrado y profano a la vez, cuyo punto de unión es rogar al santo por las buenas cosechas, la salud o la abundancia de dinero

El Festival de la Luna Verde
El Festival de la Luna Verde es una celebración que hace visible un modo de ser y celebrar que es propio de la gente afrocaribeña. A pesar de tener un origen reciente, el festival presenta características que relatan la historia de estas islas.

martes, 20 de octubre de 2009

El galardón honorífico “El Guachupé de Oro”

Con este premio la Fundación Cultural Colombia Negra, pretenden hacer honor a todas aquellas personas e instituciones de diversas procedencias y distintas aproximaciones cuyas obras, acciones y esfuerzo contribuyan al desarrollo, enaltecimiento, conocimiento y divulgación de la sociedad y la cultura afrocolombiana, afroamericana y africana en el pasado y en el presente. El Guachupé de Oro fue diseñado por el artista colombiano Juan Manuel Lugo.

Significado de Guachupé, una leyenda cultural

Es costumbre de los habitantes de la región del Pacífico llamar tío o tía a todo hombre o mujer altos y sobrina a toda persona bajita. El Tío Guachupecito representa al Griot (persona sabia) de la Oralidad afrocolombiana.

Cuenta la historia que un día el tío Guachupecito, que era mitad hombre y mitad pez, se sentó frente a muchos niños y mujeres. Ante la insistencia de su auditorio, el tío hizo esta narración:

“Hace miles de años -dijo- en el África Occidental, en la región de Calabar, a la margen izquierda del río Usagare, habitaban los pueblos Efor. Entre ellos había un viejo, muy pero muy viejo, llamado Tanzen Obon, Rey de los Ekoy; Al morir este buen rey, su espíritu encarnó en un pez, el cual con el tiempo encontró a una mujer llamada Sika Koy, de la etnia de los hombres. En cuanto pudieron, éstos le quitaron el pez a la mujer y lo encerraron, por lo que murió de hambre, de sed y de tristeza por haber perdido su libertad.

Con la piel del pez, los mayores venerables hicieron tres tambores. Fue así como la voz del antiguo rey Tanzen Obon se encarnó en estos instrumentos musicales.

Guiados por su ritmo, los hombres y las mujeres fundaron la primera hermandad de la tierra para la protección mutua. Con el tiempo, esta fraternidad creció de tal modo que llegó a convertirse en una religión muy fuerte, tanto que aún es practicada en el África Subsahariana, en el Pacífico, en el Caribe, en las Antillas y en muchas partes del Continente Americano.

Gracias a la enorme fuerza de esa antigua religión, todos los descendientes de los pueblos que la generaron se vieron dotados desde tiempos inmemoriales de una gran fortaleza y de una admirable resistencia rítmica. Es por eso que aún hoy día se sigue escuchando la voz de ese viejo y venerable antepasado, que habla cada vez que se toca un tambor.”

Al terminar el relato, el tío Guachupecito aborda su canoa, se para en ella empuñando su palanca y su recatón y finaliza diciendo: “Ese antiguo pez era mi abuelo”.

lunes, 19 de octubre de 2009

GASTRONOMÍA AFROCOLOBIANA

Conoce la rica y extensa Herencia Culinaria transmitida por nuestros ancestros y derivada de la mezcla entre nuestras raíces Africanas y el contacto asimilado con otros grupos étnicos.



LA FAMILIA AFROCOLOMBIANA

Se es familia por compadrazgo, por medio del vínculo que se establece con las personas que apadrinan o amadrinan un hijo o hija, con quienes se es compadre y comadre ya sea por el bautismo de agua de socorro, de óleo u otros ritos.

Se puede ser familia por afinidad, por ejemplo cuando se forma una pareja conyugal y a su vez se van estableciendo relaciones con las cuñadas y cuñados, con la suegra y suegro; con los tíos y tías y así sucesivamente. En regiones, como en el Chocó y en el Valle del Cauca, en estos casos se habla de familia política.

Se puede ser familia por paisanaje, porque, cuando se es de un mismo río o de una misma región, se siente familia al encontrarse con estas personas en un sitio distinto de donde se es. Se puede ser familia por lazos simbólicos, estos son aquellos lazos que se van creando dentro de la propia cultura y que tiene un gran significado para quienes pertenecen a dicha cultura. Por ejemplo los hermanos de leche o de padrinazgo, la mamá de leche, los hijos de crianza, el compadrazgo de oreja es decir quien le rompe las orejas a la niña, y en paga le debe dar un par de aretes, para que cuando sea grande no se le pierdan los que se ponga. Muchos de estos parentescos simbólicos se van perdiendo pues ya los renacientes no saben que sentido tienen.

LA VIOLENCIA SEXUAL COMO LA FORMA MÁS HUMILLANTE DE LA MUJER ESCLAVA

La situación inhumana en que se realizó la esclavización del hombre africano en las Américas, a todos estos sufrimientos al analizar el caso particular de la mujer encontramos que, además de sus músculos para el trabajo físico, se buscaba su capacidad sexual y procreadora como una ventaja que la hacía una mercancía valiosa. A ella la sumía en la más profunda humillación e impotencia. Esta humillación después de tantos siglos se introyectó en algunas mujeres afrodescendientes, pero otras han mantenido la fortaleza y valentía para defender la vida como máximo valor, y la confrontar a la sociedad dominante.


Durante los primeros años de la trata se transportó un alto porcentaje de hombres con relación al número de mujeres, los hombres representaban mejores beneficios económicos; esta situación produjo una quiebra profunda en la estabilidad emocional del africano esclavizado, destruyó la posibilidad de relaciones heterosexuales propias de las culturas de origen. Las pocas mujeres que se introdujeron al Nuevo Mundo durante este período no ofrecían una solución a la privación de la vida sexual del africano esclavizado, pues éstas eran escogidas por los amos, quienes las sometían a prácticas sexuales abusivas.


Es importante recordar que la conquista y la colonia se realizó por soldados y colonos peninsulares que llegaron a la América sin sus familias y la necesidad biológica impuso las relaciones poligámicas que los moros habían practicado durante su larga dominación en España. La mujer africana esclavizada y la indígena, tomadas como botín de guerra, aportaron la parte femenina para la construcción de la sociedad multiétnica latinoamericana, sin que se haya respetado en lo más mínimo las características de cada grupo étnico.
En Norteamérica también se dio el mestizaje entre anglosajón y mujeres negras e indígenas, pero en menores proporciones, pues las tradiciones religiosas protestantes eran más estrictas que las de la Iglesia Católica y sobre todo porque desde los inicios llegaban acompañados de sus mujeres e hijas. La Iglesia Católica condenaba estas uniones, pero era más tolerante en aceptarlas que los protestantes que no solo las condenaban sino que se negaron a recibir a los africanos y sus descendientes en sus congregaciones.


La escasez de mujeres negras determinó que para el africano esclavizado fuera más fácil conseguir una mujer indígena que una compañera de su propia raza. Las africanas cuidadosamente seleccionadas por los traficantes negreros entre las más robustas y hermosas, eran prontamente acaparadas por los hacendados blancos, administradores coloniales, criollos y soldados. La situación se hizo tan dramática que en repetidas ocasiones los hombres africanos solicitaron a la corona española que impidiera el acaparamiento por los amos de las mujeres negras que llegaban a la América.


Para la mujer africana negra esclavizada la humillación era total, su sentimiento de odio y de venganza por la violación física se estrellaba con el amor y el sufrimiento por la suerte del hijo o de la hija sembrada en su vientre. Con el correr del tiempo, ya en la época colonial, algunas mujeres afrodescendientes empiezan a sacar ventaja de esta humillación, y buscan en el mestizaje las mejores condiciones de vida para sus hijas e hijos.

La ganancia por parte de los amos era por punta y punta: La mujer afro descendiente era sometida al duro trabajo de la mina, de las plantaciones o del servicio doméstico, en la noche era su amante y las hijas o hijos que nacieran aumentaban el número de sus esclavos. Las hijas e hijos de esclavas se consideraban propiedad inalienable de los dueños de la plantación.
La mujer afrodescendiente sufría la triple marginación ser negra, pobre-esclava, y ser mujer. Sólo podía vivir la maternidad mientras amamantaba a su hija o hijo, pues apenas el niño/a se alimentaba solo el amo podía negociarlos, cambiarlos, venderlos, tratarlos a su antojo, pues no le pertenecían a la madre, ni tenía derecho a formar una familia.

RESISTENCIA DE MUJERES AFROCOLOMBIANAS

Las mujeres africanas esclavizadas y sus hijas nacidas en América, se rebelaron siempre ante esta humillación, cada una, según el lugar donde fue ubicada, buscaba la forma de liberarse y de liberar a sus descendientes de esa situación:
Fueron formas de resistencia radicales el suicidio, el asesinato de los propios hijos y el aborto provocado, pensando que la muerte era preferible a la esclavitud. Pero la forma más significativa para el proceso como pueblo afrodescendiente, fue la participación en los palenques:
"San Basilio de Palenque es el resultado del movimiento de insurrección esclavista más sobresaliente en Colombia; movimiento que se inicia con 37 personas negras entre mujeres y hombres, orientado por Benkos Biohó, exmonarca de un estado africano".
Al lado de Benkos es preciso rescatar la figura de su esposa Wiwa, reina del Palenque de Sierra María, quien con su hija Orika, princesa del palenque de San Basilio, reconocida cimarrona, y su hijo Sando, continuó el proyecto de libertad, después de la muerte del líder, esposo y padre el 16 de marzo de 1621.
Encontramos otros testimonios de mujeres palenqueras, que no solo apoyaban la lucha de los hombres, sino que eran grandes guerreras como Polonia, y Agustina.

ETNODESARROLLO EN MANOS DE MUJERES AFRODESCENDIENTES

El aporte de las mujeres afrodescendientes en el campo económico se ha invisibilizado y subvalorado, por eso es necesario socializarlo como una forma de estimular la autoestima y el deseo de capacitación para la mujer de hoy.

A) En El Sector Rural

En el sector rural podemos resaltar el trabajo en la minería. Inicialmente se trabajaban las minas de los amos, pero luego como espacio libre son trabajadas por grupos familiares. Las mujeres afrodescendientes siguen teniendo un puesto especial en el estilo rudimentario tradicional de extraer el oro llamado mazamorreo. Este duro trabajo le ha permitido sobrevivir a muchas mujeres y aportar para sacar adelante la familia. Cuando las cosas salen bien es posible conseguir alguna alhaja, para satisfacer la vanidad femenina y como un sistema propio de ahorro, pues en caso de necesidades se puede empeñar.

La agricultura, en la costa pacífica colombiana tiene espacios propios para la mujer, para su economía, es el caso del cultivo de la caña y la destilación y comercialización del viche. En el cultivo del arroz, la mujer debe aportar en la desyerbada y cosecha, pero cuando hace estos trabajos a otras personas siempre su salario es inferior comparado con el del hombre.
Es importante resaltar el trabajo que realizan las mujeres en el campo de las empresas comunitarias. Las mujeres de Noanamá trabajan en la elaboración de vinos de frutas y hierbas medicinales de la región (albahaca, limoncillo, marañón, borojó, aguacate...), también en el Patía hay un grupo de mujeres que hacen y exportan mermeladas. Estas mujeres y todas las que toman las riendas de su propia economía son dignas de nuestro apoyo y agradecimiento por ser gestoras de su propio etnodesarrollo.

En el campo rural es significativo el aporte de las mujeres afrocolombianas en el magisterio y la centenaria conservación cultural que mantienen a través de la enseñanza. No hay que pasar desapercibido el papel que las mujeres Afrocolombianas han desempeñado a nivel organizativo, su vinculación a los procesos comunitarios ha fortalecido el etnodesarrollo en la zona rural.

B) En El Sector Urbano:

En el sector urbano la tradición más antigua está relacionada con las ventas de frutas y dulces, como es el caso de las palenqueras: mujeres que venden ambulante los productos cosechados por los hombres y los dulces y bollos que ellas fabrican artesanalmente o las frutas en la cabeza. Actualmente se ha incrementado al lado de las ventas el servicio de los peinados afro, con las trencitas que tanto atraen a los visitantes.

Otro campo muy fuerte es el de servicios domésticos, que ha sido tradicionalmente la entrada al mundo urbano, y a la movilidad social, pero se sigue desarrollando en la mayoría de los casos en condiciones degradantes. Casi siempre faltan condiciones de seguridad social, pueden ser despedidas sin previo aviso, y la sombra del acoso sexual siempre aparece. La mayoría de las mujeres son madres que deben dejar sus hijos con las abuelas o en el campo, mientras ellas se rebuscan la vida. Pero alrededor del trabajo doméstico en las grandes ciudades de Colombia, como Bogotá, Medellín y Cali, se ha elaborado toda una cultura de solidaridad y compartir. Generalmente se tiene un lugar determinado (el parque Berrío en Medellín, el terminal de Cali, el parque Caldas en Popayán...) como lugar de encuentro y compartir los días festivos y de descanso.

Detrás del incremento del trabajo doméstico hay dos factores básicos: Por el lado de la oferta, la capacidad de poder dejar a los niños con las abuelas en la costa o en el campo, da a las madres que tienen que trabajar un margen competitivo que aumenta su participación en el servicio doméstico. Por el lado de la demanda, la imagen generalizada de las mujeres negras como sirvientas abre este particular mercado de trabajo a las mujeres chocoanas y del Pacífico colombiano, de la misma manera como hace más difícil para ellas el entrar a cualquier otro espacio. Por este motivo es un desafío valioso apoyar a las mujeres afrodescendientes que trabajan en el servicio doméstico, motivar su organización para conocer y exigir sus derechos, propiciar la capacitación.

Lavandería y culinaria son practicas de trabajo para las mujeres en los centros urbanos que les permiten un poco de flexibilidad en el manejo del tiempo propio. Muchas mujeres negras trabajan en la cocina de restaurantes, pues es reconocido tradicionalmente el buen gusto para la culinaria. Habría que incrementar los Restaurantes manejados por las mismas mujeres, para que así la utilidad se incremente y permita una mayor producción.
En el magisterio se encuentra otro campo grande de labor para la mujer afrodescendiente, podemos remontarnos al aporte del Dr. Diego Luis Córdoba (1907-1964), primer senador chocoano y gran líder del pueblo afrocolombiano, que logró la creación de las Escuelas Normales para el Chocó. Desde esa época muchas mujeres afrodescendientes aprovecharon esa oportunidad y se entrenaron como maestras, encontraron trabajo en el Pacífico y fuera de su región. Es muy común encontrar maestras y maestros del Chocó y del Pacífico en regiones tan aisladas y distantes como los Departamentos de Guainía y Meta o en la cuenca amazónica. Es importante estimular el trabajo de las educadoras afrodescendientes e invitarlas a aprovechar el espacio tan valioso de la educación formal para trasmitir los valores propios de la cultura y las motivaciones a fortalecer el proceso como pueblo negro.

C) Participación en el proceso organizativo y en el campo político:
Progresivamente aumenta la participación de las mujeres afrodescendientes en los procesos organizativos de base, en las Comisiones Consultivas Departamentales, en la Comisión Pedagógica Nacional, y en espacios locales de las alcaldías. A nivel nacional se puede destacar Zulia Mena, desempeñó por un período la curul del proceso afrocolombiano en la Cámara de Representantes, elegida por la circunscripción espacial, ganada con la Ley 70 de 1993. Piedad Córdoba, adscrita al partido liberal, se identifica también como afrocolombiana y desde el senado ha apoyado el proceso del pueblo.

Otra forma de resistencia fue la labor de las niñeras, nodrizas y ayas quienes sometidas al estilo de la casa grande, utilizan el cuidado de los niños de los amos para hacerles conocer los valores culturales propios, por medio de historias y cantos de cuna. Aquí se trata de un proceso lento, difícil de demostrar pero que hoy descubrimos reflejado en la mentalidad de la cultura latinoamericana.

Es importante rescatar la memoria de la resistencia de las mujeres afrocolombianas, como un estímulo al proceso actual, donde es preciso despertar el liderazgo femenino para defender la propia identidad y el territorio.

Hoy no es extraño encontrar mujeres afrodescendientes al frente de organizaciones, de procesos económicos comunitarios y de investigación de la cultura.

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